Por supuesto que todo viaje a China debe contar con visitar la Gran Muralla. Y eso es lo que hemos hecho hoy, acercarnos a uno de sus tramos, ni el más turístico, ni tampoco alguno de los más salvajes. La zona elegida nos permitía llegar como a nosotros nos gusta, sin comodidades, en transporte público. El trayecto entre metro, bus y taxi nos ha llevado casi hora y media.
La zona de Mutianyu permite recorrer diferentes sectores de la Muralla, algunos con mayor o menor dificultad. Pero en todo caso, hemos podido disfrutar de unos paisajes indescriptibles. Se trata de una zona restauradas, pero en un entorno natural muy bello
Hay diferentes maneras de llegar arriba, en teleférico, telesilla o andando. Hemos optado por la primera de ellas dejando la opción de bajar a pie.
Una vez arriba, qué os vamos a contar. Seguro que nuestra cara no sé si de satisfacción, incredulidad por poder decir '...pero mira dónde estamos!!!' Hemos caminando dirección norte superando numerosas pendientes con desniveles que en ocasiones nos hacían desfallecer, ya que además el calor volvía a ser sofocante, como estos días atras.
Pero el esfuerzo merecía la pena. Tras un tramo muy empinado, parecía que era el final de la ascension. Sin embargo, hemos optado por saltar el muro y seguir... ya que más arriba el pavimento dejaba de ser parte de lo restaurado y se apreciaba el tramo original... Qué más podíamos pedir!
A lo lejos, almenas y más tramos de la Muralla se podían distinguir ascendiendo y surcando las montañas de la zona.
Tocaba retroceder, con cuidado ya que la bajada muchas veces es mucho más difícil y peligrosa. Las piernas estaban ya bastante tocadas y eso se notaba a cada paso, a cada zancada que dábamos. Pero nos daba igual. Desde la entrada al teleférico hemos continuado, esta vez, dirección sur, teniendo otra perspectiva diferente de la Muralla, con almenas de diferente importancia y belleza.
Por fin, tras más de tres horas y media de caminata por la Gran Muralla china, hemos iniciado el descenso por un agradable camino entre bosques de pinares y truenos amenazantes. Treinta minutos más tarde estábamos de vuelta en la entrada y ahora tocaba desandar el camino de vuelta a Pekín. Afortunadamente la tormenta ha hecho acto de presencia en el bus, en mitad de un atasco similar al que nos podemos encontrar a la vuelta de Laredo un domingo cualquiera de verano.
Y ha sido llegar a Pekín, y dejar de llover.
Cansados, pero súper contentos del día, aún teníamos por delante unas horas para dar por concluida la jornada. Así que hemos cogido el metro para acercarnos al parque olímpico. Decir que las olimpiadas supusieron para esta ciudad un antes y un después. No solo se mejoraron infraestructuras, sino que se iniciaron una serie de medidas que aún hoy siguen vigentes y que redundan en el beneficio de todos, como puede ser el hecho de que todo el parque de motos que hay es eléctrico, que lo de escupir a todas horas no esté bien visto (de hecho, es muy raro ver a alguien que lo haga), etc.
En el parque olímpico destacan por encima del resto dos edificios. Primero el propio estadio olímpico, el famoso nido, con esa forma tan característica. Y por otro, el cubo, el lugar que acogió las pruebas de la natación y que presenta una estructura superior muy bonita.
A lo lejos, se distinguía la torre que soportaba la llama olímpica y que también es un icono de esta zona de la ciudad.
Con esto, hemos puesto rumbo al hostel, ni sin antes adentrarnos en uno de los hutongs más famosos para cenar algo en una terraza al aire libre que tenía un encanto especial.
Seguiremos informando desde China.
Hola Chicos,
ResponderEliminarGuauuu ¡¡¡ como bien dices, poder pisar la gran Muralla es un auténtico lujo , una de las grandes maravillas de la tierra. Espero que la temperatura se enfríe un poco para que disfruteis de lo que os queda más si cabe.
Besitos.
Impresionante,chicos! Me ha encantado la excursión de hoy. Nos habéis hecho llegar el encanto de la muralla en unas fotos chulisimas.
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