lunes, 26 de junio de 2017

Día #11: PingAn

Cuando nos levantamos seguíamos en el cielo, acariciando las nubes, y las vistas entre la niebla seguían siendo igual de imponentes. Eso sí, no dejaba de llover!

Bajamos a desayunar con calma, como deseando que las no-prisas se aliaran con nosotros y el paseo-trecking que teníamos pensado realizar. El desayuno, mezcla de lo occidental y algo de lo chino, sirvió para coger fuerzas ante la jornada que teníamos por delante.

Como por arte de magia, la niebla se esfumó y dejó de llover, momento en el que iniciamos la marcha. 

Eran más o menos las 10 de la mañana y llevábamos comida, agua, chubasqueros y paraguas. Seguramente nuestro calzado no es el más adecuado, pero no podemos traernos un calzado para cada situación, hay que economizar espacio y peso en la mochila. El camino, nada fácil tras las lluvias intensas, en algunos tramos estaba muy resbaladizo, en otros muy embarrado y en los que estaba bien, enseguida caía un breve chaparrón para empeorar la situación.

Pero, a mal tiempo buena cara, y teníamos que aprovechar cada momento, para disfrutar de un entorno sin igual, de unas vistas únicas...

Los miradores tienen todos ellos unos nombres muy poéticos... aunque eso es lo de menos, lo mejor el paseo entre los bancales de arroz al borde de la ladera de la montaña, con la aldea de PingAn quedándose atrás...

El paisaje cambiaba a medida que la niebla y/o la lluvia hacían acto de presencia... con los arrozales y el bambú siempre en el centro de todas las miradas...

Dicen que cada estación del año tiene su encanto. En verano, destaca el verdor de los arrozales, repletos de agua que reflejan las distintas intensidades de la luz.

El plan era llegar hasta uno de los miradores, para continuar hasta otra aldea, siempre y cuando el tiempo meteorológico no se pusiera en nuestra contra. En el mirador de los nueve dragones y los cinco tigres, la niebla apenas nos dejaba ver.

Entre los puestos aparecían las mujeres de la etnia Yao, que se caracterizan por tener el pelo más largo del mundo, recogido en la cabeza. Dicen que solo se cortan el pelo una vez en la vida, a los 18 años. Esta melena cortada junto con el pelo que recogen cuando se lo peinan, forman dos extensiones que añaden a su larga melena.
Nosotros no hemos accedido a sus continuas peticiones de 'hair, hair', pero sí que hemos podido retratarlas en un momento con una pareja de turistas que había por la zona...

Para alcanzar la aldea de ZhongLiu hay que atravesar un cementerio, junto al que vivía gente. Sí, habéis oído bien, los cementerios chinos existen!

El camino por esta zona se empezaba complicar. Ya no era el sendero que te llevaba de un mirador a otro. La cosa se ponía cada vez más complicada, con zonas anegadas y resbaladizas. Era un constante sube y baja, lo que tampoco ayudaba, repleto de vegetación. Amagos, resbalones y alguna culada sin importancia, ya nos hemos dado, para que no os creáis que el paseo ha sido fácil.

Es alucinante ver el ingenioso y simple sistema de riego que mantiene estos arrozales en funcionamiento. Ver cómo el agua va cayendo desde lo alto de la montaña, va llenando los estrechos bancales y el sobrante se desaloja por los huecos habilitados para ello, de tal forma que va bajando y bajando hasta ir completando todo el arrozal. 

Por fin,tras más de 3 horas de caminata llegábamos a la aldea, que no eran más que cuatro casitas de madera con una base de piedras y troncos de bambú...

... y más mujeres intentando venderte algo, que si comida, que si agua, que si te enseño mi pelo, etc.

 ...el regreso ha sido complicado en su primer tramo, por que se ha puesto a llover con fuerza, lo que complicaba cada paso que dábamos... pero la belleza del entorno seguía cambiando los matices con este nuevo chaparrón...

Los resbalones eran constantes e incluso alguna inclusión en el barro, como si de arenas movedizas se tratara...

Más y más vistas de la misma ladera...

Llegando al alojamiento, tras casi 7 horas de travesía, nos hemos cruzado con la familia que lo regenta que irían vete tú a saber a dónde...
...y tras entrar en la habitación, la niebla ha querido desaparecer por unos minutos y brindarnos estas instantáneas para nuestro deleite...

Agotados, calados, algo magullados, pero contentos de haber salvado un día por el que no dábamos un duro la víspera, tras ver cómo llovía, hemos bajado a cenar tras la ducha y el descanso reparador. Otro acierto el pollo agridulce con una salsa de tomate y la ternera con cebollitas y jengibre, acompañado del sempiterno arroz.

En resumen, otra jornada repleta de aventuras, que hemos disfrutado a tope. Siguen anunciando lluvia y más lluvia durante los proximos días, así que tendremos que ir día a día, disfrutando momento a momento.

Seguiremos informando.

3 comentarios:

  1. Hola chicos,
    Aunque el tiempo no os ha acompañado ( lo digo por la lluvia, porque la niebla os ha dejado imágenes increibles)y vuestra indumentaria tampoco ha sido la más adecuada, se ve en vuestras caras que el día ha sido redondo.De las fotos que decir .. impresionante paisaje creado por el hombre .
    Besitos

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  2. Susaaana¡¡¡ Un exfoliante natural , lo mejor para dejar los pies suavecitos. jajaja

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  3. Otro día disfrutado y eso k el tiempo no os lo ha puesto fácil. El pagasarri con botas de monte os va a parecer un paseillo.
    Susi, ahí no te salvan ni los zapas-chubasqueros de Rober.

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